Enfermé gravemente, pero sané...
Me rompieron el corazón en más de alguna ocasión, pero seguí adelante...
Me decepcionaron muchas veces, pero no dejé de creer...
Me caí muchas veces, pero volví a levantarme...
Pese a todo, mantuve mis principios hasta el final...
Jamás renuncié a mis convicciones...
Me desgarré unos cuantos músculos, me disloqué un codo, me golpearon y me superaron... pero nunca pensé en abandonar...
Eso de que el tiempo se encarga de dar las respuestas, es muy cierto. Hoy... veo las cosas desde otro prisma. Y se siente bien.
Si todo lo vivido fue un medio para llegar a éste estado, entonces, todo valió la pena.
Y desde aquí... comienza un nuevo camino.