domingo, febrero 25, 2007

NO ES SOBERBIA...ES AMOR.

Estoy de vuelta. Necesitaba estar un tiempo lejos de este medio, poner mi cabeza en orden y dejar decantar las emociones, antes de escribir algo nuevamente.
Primero que todo, deseo expresar mi más profunda gratitud a todas las personas que comentaron, enviándome mensajes de apoyo. Me hicieron sentir acogido en este momento difícil. Muchas gracias a todos, de corazón.
Y bueno... con el tiempo las aguas han ido calmándose y retornando a su cauce natural. Logramos dialogar, y ella entendió siempre mi decisión; que fue doloroso para ambos, ya que nuestras lágrimas brotaban desde el corazón el día que todo acabó. Cada uno está consciente de sus fallas, y concluímos que no se podía seguir estirando nuestra historia, so riesgo de romperse con más daño aún.
Como ella misma dijo, "los sentimientos no se borran de un día para otro". Aún nos queremos, pero es lo mejor. Yo no quería que ella terminara odiándome, pero no fue así. Me confesó que a mi lado había sido muy feliz, y que no me odiaba, todo lo contrario. Que haber reconocido mis fallas y tomar esa decisión, hablaba muy bien de mí. Que no soy una mala persona.
Aún me emociono al recordar esto. Por primera vez, me permito recordar lo bueno, lo que me hizo feliz. Como te dije ese día, fuiste la persona más importante en mi vida; dejaste la vara muy alta, y eso quedará en mi corazón. Siempre recordaré nuestra última noche, cuando, pese a que ya todo había terminado entre nosotros, dormimos abrazados fuertemente el uno al otro, sin intentar nada, con lágrimas cayendo de vez en cuando, y deseándonos lo mejor en el camino que, a partir de la mañana siguiente, cada uno volvería a recorrer solo.
Aún la quiero. Aún la recuerdo. Pero sé que está bien. Y que los niños están bien. Y que el día de mañana, yo también estaré bien.
Suspiraban lo mismo los dos
y hoy son parte de una lluvia lejos
no te confundas no sirve el rencor
son espasmos después del adiós
Ponés canciones tristes para sentirte mejor
tu esencia es más visible,
del mismo dolor
vendrá un nuevo amanecer.
Tal vez colmaban la necesidad
pero hay vacíos que no pueden llenar
no conocían la profundidad
hasta que un día no dio para más
Quedabas esperando ecos que no volverán
flotando entre rechazos
del mismo dolor,
vendrá un nuevo amanecer.
Separarse de la especie
por algo superior
no es soberbia es amor
no es soberbia es amor
Poder decir adiós...es crecer
(Gustavo Cerati, "Adiós")

domingo, febrero 11, 2007

HONESTIDAD BRUTAL.

Dicen que el tiempo sana las heridas. También que permite aclarar los pensamientos que en algún momento estuvieron confusos y nublados.
Nada más cierto.
Han pasado las semanas, y ahora, después de la tristeza (que aún está presente pero en menor medida), creo que llegó el momento de expresar mi sentir.
Seré honesto: no me la pude. Esa es la verdad. El por qué de mi partida. No fui capaz de enfrentar la realidad que implica el formar una familia, aún no estaba preparado para ello. Y no me avergüenza decirlo; creo que hay que saber hasta dónde se puede abarcar, y claramente estaba tratando de abarcar algo para lo que aún no estoy listo. ¿Y por qué? Pues, por que aún hay cosas que siento debo concretar; aún hay aspectos de mi persona que debo mejorar para estar con alguien, ser más tolerante y tener más paciencia; aún hay "asuntos pendientes" en mi alma y mi corazón que debo sanar, para recién poder pensar en formar una vida con otra persona. Siento que hay etapas que aún no he concluído, y que mientras no lo haga, no estaré bien.
Pueden llamarme egoísta. Pueden llamarme insensible. Cobarde quizás. Da igual. Sólo puedo decir al respecto, que aunque en mi mente tenga las cosas más claras, ésto no aplaca el dolor y la pena que aún invaden mi corazón. Siento que perdí a una mujer maravillosa, la cual se dió el tiempo de conocerme y ver a través de mí. Sabía de mi complicada situación y nunca me exigió nada. Me abrió las puertas de su corazón, y se la jugó por mí. Fue la única mujer que me dijo que me admiraba por lo que era capaz de hacer; la única que ha creído en mí, y la única que podía ver lo bueno que había debajo de ésta cáscara. Y sus hijos me aceptaron tal como era, aún sabiendo que yo no me sentía capaz de entregar todo lo que necesitaban. Aún así, terminaron llamándome "papá"...
Pero no pude. A pesar de todo el cariño que me entregaban.
Y comencé a sentirme ahogado. Luego vino el mal humor. Luego la culpa. Luego el sentir que así no haría bien a nadie. De ahí a decir adiós, sólo había un paso.
Y fue lo que sucedió. Comencé a sentir que estaba haciendo más daño que bien, que ellos no se merecían a alguien así, y que si continuaba, tarde o temprano se acabaría, y quizás peor.
Y decidí terminar. Alejarme. Cortar.
Ahora estoy solo nuevamente. Con la mente más clara, por cierto. Pero con el corazón aún sangrante, sintiéndome a veces como el hombre más miserable sobre la faz de la Tierra, porque sin quererlo, hice mucho daño. A ella, y a sus hijos.
Ella no quería terminar. Pese al cambio en mi carácter, ella aún apostaba por mí... por nosotros. Ellos apostaron por mí... y les fallé. No fui capaz de entregarles lo que necesitaban. Y eso, créanme, es lo peor que uno puede sentir: que fallaste, como persona, como hombre.
Y aquí estoy ahora. En el punto de partida. Y preguntándome día a día si habré hecho lo correcto. Despertando en plena madrugada, extrañando su calor, su olor, sus atenciones, su amor. Pensando a ratos si estará bien, si los niños estarán bien. Soltando lágrimas nocturnas por su ausencia. Pensando en que tal vez no volveré a encontrar una mujer como ella, que pueda entregarme un amor maduro. El que perdí por mi inmadurez.
"Perder no impide apostar". Yo perdí. Y fue a consecuencia de mis errores. Ahora quiero apostar por un futuro. Una nueva vida en la cual pueda crecer y mejorar como persona. No cometer los mismos errores, porque siento que con mis actitudes dañé a mucha gente. Y no deseo que eso vuelva a suceder.
Mientras tanto, la soledad comienza a invadir lentamente mi ser. Y creo que, sinceramente, por ahora es lo mejor.