viernes, febrero 20, 2009


Anteayer fuimos a tu matrimonio.
Fue todo tan extraño.
Y todos los del grupo que asistimos, nos quedamos con esa sensación.
Tú habías adornado el acontecimiento desde hacía un tiempo atrás, lo que, según tus palabras, todo sería sólo bendiciones y deseos de buena fortuna para tí y tu futura esposa.
Sin embargo, al estar presentes en el lugar, me dí cuenta de que la realidad era totalmente distinta.
Ni siquiera tus padres estaban de acuerdo con la unión. Incluso tu padre se aventuró en confesar que no veía amor en la relación de uds. dos.
Personalmente, me quedó la sensación de que te casaste más por fidelidad a tu doctrina religiosa, que por verdadero amor hacia quien sería tu compañera de aquí en adelante.
Al parecer, olvidaste que, pese a todo lo "externo", es el amor la razón única y verdadera por la cual dos personas dan un paso tan importante en sus vidas.
No sé si realmente es lo que querías; de hecho te veías alegre, pero no logré percibir brillo alguno en tus ojos, señal inequívoca de cuando alguien está realmente emocionado. Observé atentamente, en todo momento, y no lo percibí en tí, ni en los ojos de tu ahora esposa.
Es todo tan extraño, tan repentino, no sé realmente qué pensar.
A nadie le gusta estar equivocado, y no soy la excepción. Sin embargo, espero que todo lo que escribí hoy sea sólo un error de apreciación de mi parte.
Ésta vez deseo con toda el alma estar equivocado, y que sí exista amor verdadero entre uds.
Por tu propia felicidad, querido amigo.

3 comentarios:

edetre dijo...

Tristemente cosas así suceden todos los días y quizá cada cada vez con más frecuencia. Es tan triste...ojalá como tu bien dices, estés equivocado.

Un saludo.

Princessa dijo...

Ups!! Que fuerte el escrito. Sin comentarios...

Dejame que te cuente dijo...

lamentablemente....es na historia que se repite con frecuecnia....
llegar al matrimonio por imposicion social.....

bellisima la entrada del video de amelie....

un abrazo amigo....